Tienen un intenso sabor, son muy sabrosos, tiernos y una cocción más rápida que los llamados “gordos o castellanos”. Son muy redonditos y con un color casi amarillo, absorben el caldo del guiso y transmiten el sabor del aderezo que se halla empleado.
¡Una joya antigua y muy nutritiva!
Pueden emplearse para cocidos y estofados, guarniciones, hummus, falafel, ropa vieja, ensaladas, etc.
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